Marcello era un joven pescador de Sorrento, en Nápoles, que tenía un sueño: llegar con su pequeño barco hasta Barcelona, atravesando el estrecho de Bonifacio. Sus amigos nunca le tomaban en serio, y se reían a menudo de él. Tremenda travesía era demasiado para Marcello, y para su humilde barquito. Pero a Marcello nadie le quitaba la ilusión. Cada día, sin más compañía que el sol y el mar, bebía sorbitos de una botella azul llena de agua y limón mientras se imaginaba llegando triunfal a la Ciudad Condal…
Un día, nada más subir al barco, Marcello notó que su agua con limón tenía un sabor distinto… pero tan distraído estaba en sus ensoñaciones, que apenas le dio importancia. De pronto el paisaje cambió ante sus ojos. Sin saber cómo, Marcello se vio envuelto en una enorme tempestad, olas gigantes le atacaban, pero él y su barquito resistían. Un pulpo gigantesco, como nunca antes había visto, le miraba amenazante apenas a dos metros de su nariz. Marcello siguió peleando, contra inclemencias y dificultades durante largas horas, y en un momento algo le golpeó en la cabeza. Cayó fulminado. Minutos, horas…¿días? después Marcello despertó. Una bella sirena le daba golpecitos en la cara, y le quitaba de las manos su botella azul, a la que aún se agarraba con fuerza….
Escuchando risotadas, finalmente Marcello recobró la conciencia: allí no había ninguna sirena, ninguna tormenta, ni nada que se pareciera a la Barceloneta. Seguía en el puerto, y sólo sus amigos, a carcajadas, eran los que le quitaban la botella. Una botella que habían llenado con el clásico Limoncello napolitano.
Genial historia la que nos cuenta Inés Scumace, creadora de “El Agua de Marcello”. Una odisea que va convirtiendo en cocktail, así:
-45 cl de Magellan Gin
-20 cl de zumo de limón
-15 cl de orgeat
-10 centilitros de Limoncello
-“Top” de Sprite
-3 drops de sirope de lavanda
-Hielo pilé
-Menta, una rodaja de limón deshidratado, una cereza marrasquino y polvo de oro para decorar
Inés Scumace lleva tres años trabajando como bartender. Después de pasar por el speakeasy barcelonés Mutis, y de competir en varios concursos nacionales, ahora nos deleita con sus creaciones (y con sus historias) en la barra del Ohla Boutique Bar. Escucharla y verla trabajar es un placer. Probar sus cocktails, una experiencia para los sentidos. Brindemos -no con agua…- por Marcello, por los que tienen sueños, y por los que hacen magia, como Inés, para convertirlos en realidad.